En las últimas décadas del desarrollo de la humanidad, se ha considerado que los avances en la ciencia y en la tecnología es para mejorar la calidad de vida de los seres humanos.
Hemos tenido avances en el campo de la medicina, en las comunicaciones, en el hogar, medio de transporte, etc.
Sin embargo, los valores morales de la sociedad han estado descendiendo de manera estrepitosa a medida que avanzamos tecnológicamente.
A partir de 1930 tomó fuerza en varios círculos de personas influyentes, una corriente de pensamiento acerca de un gobierno dirigido por tecnólogos.
Esta corriente de pensamiento está basada en la teoría de que la misma forma en que ingenieros, químicos y físicos están capacitados para tener el control de un proceso industrial a nivel empresarial, de la misma manera pueden tener el poder sobre el sector industrial en su totalidad.
Es decir, que estos técnicos de producción están capacitados para gobernar a los sectores productivos de una nación.
La decadencia en la clase política acompañada por escándalos de corrupción ha lacerado la economía de muchos países y el bienestar de sus ciudadanos.
Ese tipo de situaciones ha provocado que la población pierda las esperanzas de un buen futuro y estabilidad.
Este sentimiento ha abierto la brecha para que poco a poco surgiera la tendencia de la suplantación del poder político por la tecnología.
En vez de tener una función de asesoramiento, la tecnología tendría un papel decisional sobre las riendas de un país.
A esto es lo que llamamos tecnocracia.
Estamos en una época donde abundan una gran cantidad de problemas sociales alimentados por la incapacidad de nuestros políticos de resolver los problemas fundamentales.
Y como el lobo que acecha su presa, la tecnocracia nos ofrece a manera de carnada las soluciones a esos problemas.
Hemos visto innumerables cumbres, agendas y todo tipo de parafernalia donde se ventilan los problemas sociales que aquejan a la humanidad.
Nada de esto es casual ni fortuito. Es una agenda bien estructurada.
Ya has escuchado términos como:
Lo anterior son las soluciones propuestas por los tecnólogos. Viéndolo superficialmente no hay nada malo en ello.
Todos queremos que se proteja el medio ambiente y que se preserven los recursos naturales.
No obstante, para poder llevar a cabo esos programas, el Estado necesita tener un control casi totalitario sobre la vida de cada uno de sus ciudadanos.
¿Por qué?
En caso hipotético de un gobierno de tecnócratas, ellos gobernaran utilizando el método científico para la resolución de problemas.
Y como en todo experimento se tiene que hacer en un ambiente controlado donde el científico modifica o influye en el comportamiento del sujeto para la prueba.
Obviamente para lograr un fin determinado.
Recuerda, todo esto tiene que pasar dentro de un ambiente de absoluta vigilancia y control.
Ya que se necesita prevenir cualquier “eventualidad” que pueda echar a perder el proyecto de investigación.
Piénsalo, ¿acaso nuestras libertades y privacidad se verán comprometidas con ese tipo de acciones?
La respuesta es sí.
Sin embargo, no le damos importancia.
Con un “no me importa, total, no soy una persona importante. Me da lo mismo lo que hagan.”
De manera inconsciente aceptamos sus condiciones y somos pasivos ante ellos.
Ya estamos viendo parte de lo que se avecina.
La censura en las redes sociales, las limitaciones de alcance en los posts, la restricción de contenido, etc.
Todo aquello que no este alineado con las voces de organismos oficiales está siendo restringido.
Incluso el contenido de este post puede ser que tenga sus restricciones en un futuro no muy lejano si esto afecta los intereses de organismos internacionales o las grandes tecnológicas.
Nadie está exento.
La expresión del libre pensamiento ahora la incluyeron en la categoría de las “fake news”.
Si lo dicen en la TV, es cierto. Si lo dicen los organismos oficiales por las redes, es cierto.
¿Crees que todo lo que te dicen es cierto? ¿Crees que realmente a ellos les importa tu bienestar?
¿Dónde esta tu pensamiento crítico? O acaso, ¿debes aceptar todo como bueno y valido simplemente por que te dicen que es así?
¿Qué piensas tu realmente?
Cuando hablas de un tema de la actualidad, ¿dices lo que piensas o solo repites lo que escuchas sin detenerte analizarlo?
Es común las opiniones en un post en Twitter sin ni siquiera abrir el enlace para ver de qué trata el artículo.
O solo comentar en base al “entendimiento” de lo que se lee en el titular.
¿Estamos siendo conscientes de lo que pensamos y hablamos?
En otras palabras, ¿sale de nosotros mismos o fue inducido por otros?
El ser humano es un contenedor de lo que ve y escucha.
Se llena de todo lo que consume y eso mismo vierte hacia afuera.
Entonces, ¿Qué debemos hacer?
Sencillo, despertar.
Si en las noticias dicen que el cielo se ve gris y cuando sales lo ves azul, ¿en cuál debes creer?
No fue tan difícil, ¿cierto?
Pensar por ti mismo, tomar tus propias decisiones en base a lo que entiendes es el principio del camino.
No todo lo que te dicen que es bueno lo es. No todo lo que te dicen que es malo, también lo es.
En un mundo donde esta mezclado lo bueno y lo malo, los valores y antivalores, donde las tradiciones son vetadas por anticuadas, es difícil de distinguir lo que es verdaderamente correcto.
Para ello necesitas hacer un cambio fundamental en tus pensamientos.
Al final, es tu decisión la que cuenta.
Seguir la corriente o tu mismo cambiar el rumbo de tu destino.
Tú decides.
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